En este pueblo entrerriano, la naturaleza estampó sus colores y su magia en las paredes. Te invitamos a dar una vuelta y llevarte las postales más encantadoras.
Pequeños trozos de cerámica se intercalan y combinan dando forma a mosaicos donde las especies vegetales y animales de la región son protagonistas.
Con colores brillantes en degradé y una energía especial revisten los espacios públicos de Pueblo Belgrano presentándolos a la vista como obras de arte urbano y trazando un circuito espontáneo para los turistas y visitantes que descubren la continuidad del relato que los habita.
El término catalán trencadís significa “troceado” o “quebradizo” y describe el estilo originado por el arquitecto modernista Antoní Gaudí, quien se inspiraba en los elementos de la naturaleza y halló el modo de dotar su obra de luz y dinamismo a través de la combinación de trozos irregulares de cerámica, vidrio o mármol.
La técnica llegó a esta localidad del sur de Entre Ríos como un proyecto artístico que invitó a los habitantes a compartir la experiencia de las intervenciones urbanas y marcó un recorrido de murales, dibujos y formas que hoy integran el patrimonio local y potencian su valor turístico.
El arte en mosaicos puede apreciarse desde el portal de acceso a Pueblo Belgrano, con ribetes en las columnas y revestimiento de los canteros y seguirse a través de murales paisajísticos en las paredes de edificios como el Puesto de Control Caminero,la Garita de colectivo,la Oficina de Informes Turísticos, la Casa Municipal y también en Plaza Urquiza, donde mosaicos blancos, rojos y negros recubren un banco emulando una falsa coral.
Imágenes de colibríes, ramas de ceibo, cardenales, flores de aromito, teros y colorida vegetación integran las construcciones al paisaje natural del litoral y se regalan a los visitantes como el fondo ideal para la fotorecuerdo del viaje.
El recorrido es autoguiado y puede hacerse completo en un breve tiempo o repartirse en distintas visitas y prolongarse a lo largo de la estadía. La movilidad va en el gusto y en las ganas del momento. Los mosaicos pueden contemplarse desde el vehículo, pero es altamente recomendable descender y apreciarlos en contacto con el aire libre. A todos los espacios puede accederse en una tranquila caminata por el pueblo. La bicicleta propia, brindada por el alojamiento o alquilada como servicio turístico, también es una excelente opción para disfrutar del paseo.
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